15 de septiembre de 2014

MEDITACIÓN: LA PUERTA A LA PAZ INTERIOR

Hoy en día, casi, nadie se salva del ajetreado ritmo de vida en el que estamos inmersos. Siempre de acá para allá, mirando constantemente el reloj, pensando en todas las cosas que tenemos por hacer y contando las horas de las que disponemos (que normalmente son menos de las que quisiéramos tener). Todos estos factores son los que nos llevan a ese estado que la mayoría conocemos como estrés. Ayurveda ofrece varias soluciones para mitigar y combatirlo, una de ellas es la meditación. Meditar no es más que una técnica simple para llevarnos a una sensación de paz interior tranquilizando nuestro cuerpo y nuestra mente.
La meditación llegó a Occidente en los años 60 cuando los Beatles y otras personalidades famosas viajaron a la India para conocer la técnica de Maharishi Mahesh Yogi. En un principio fue menospreciada ya que se consideraba una práctica oriental para los “Hippies” pero con el tiempo ha sido cada vez más aceptada hasta el punto que muchos empresarios han recurrido a ella ya que se ha comprobado que reduce los índices de baja por enfermedad.

Muchas personas descartan la idea de aprender meditación por sus orígenes orientales, suponiendo que tendrán que aceptar una nueva creencia o cambiar su estilo de vida. De hecho, aunque las filosofías orientales constituyen una fuente de estudio rica e interminable, Ayurveda enseña la meditación trascendental y Pranayama, unas técnicas sencillas que reducen la tensión y mejoran el bienestar físico y mental*.
No es necesario adoptar posturas complicadas ni raras. Para meditar, la persona tiene que estás lo más cómoda posible, ya sea sentada en una silla, echada en la cama con los ojos cerrados. Eso depende de cómo uno se sienta más cómodo.
Cuando le dices a la gente que para meditar tienes que intentar callar la mente, dicen que eso es imposible. Es cierto que nos pasamos el día hablando con nosotros mismos, pensando: ¿Qué tenía que hacer mañana? ¿Qué puedo prepara para comer? Cuando nos pongamos a meditar pueden surgir esas mismas preguntas y otras del estilo ¿Qué tengo que hacer cuando acabe de meditar? ¿Estoy meditando?
Según Ayurveda es inevitable que nuestras mentes vaguen y vayan de un pensamiento a otro, pero eso no significa que no se pueda meditar. Como dice El Kybalion, “Todo tiene dos polos, todo su par de opuestos”. Los científicos sostienen que “el estado excitado contiene el estado menos excitado”. Si podemos caminar y parar, correr y detenernos, hablar y callar, también podemos dejar de pensar.


Según Ayurveda, los pensamientos que parecen surgir al azar y constantemente en todo instante de vigilia de la vida, empiezan como un impulso de la mente inconsciente, como una burbuja que emerge a la superfíce.
Durante la meditación, la mente se aparta de la experiencia sensorial (yo hago) y se acerca a la experiencia mental (yo pienso) hasta que incluso el pensamiento se desvanece y lo único que queda es la propia conciencia de uno mismo (yo soy). Este estado de paz y serenidad no es más que la experiencia del propio ser interior; más allà del sufrimiento y el pensamiento negativo. Durante la niñez uno no es cínico, ni se deprime. Esas emociones negativas no son naturales en nosotros. Más bien son producto de la tensión acumulada. Se nace sin ellas y uno puede librarse de ellas*.
Nuestro cuerpo no es sólo una máquina de engranaje que se limita a hacer siempre las mismas funciones sin tener en cuenta nada más. Nuestro cuerpo posee una inteligencia somática, inteligencia natural. Esa inteligencia que hace que nuestro corazón lata de día y de noche, o que nuestros riñones filtren la sangre de deshechos.
Cuando nos hacemos una pequeña herida, el cuerpo pone a nuestra disposición nuestra farmacia interna, cicatrizantes, tranquilizantes,… Todo en su justa medida y a su debido tiempo.
Cuando meditamos tenemos acceso a esa inteligencia natural con los beneficios que eso comporta.
Se han realizado estudios en los que han podido comprobar que las personas que practican la meditación de forma regular acuden menos al médico que las personas que no lo hacen. Además, aunque el meditador no sea consciente de ello, los beneficios son inmediatos y permanecen durante el día una vez ha finalizado la meditación.
Cuando la mente se calma durante la meditación, disminuye la tensión del cuerpo. La respiración es más profunda, el corazón va más despacio y todo el sistema cardiovascular descansa mejor. Disminuye la presión sanguínea y la respiración es más lenta, pero la sangre conserva el mismo nivel de oxígeno. Los músculos tensos se relajan automáticamente, disminuyen la tensión y la fatiga, el sistema inmunológico se refuerza y baja el colesterol. Alivia o reduce los dolores de cabeza, migrañas, asma, ataques de pánico, psoriasis, diabetes, síndrome premenstrual y afecciones coronarias*.
La meditación no es una técnica reservada a las personas con un gran desarrollo espiritual. Cualquiera que se lo proponga puede meditar. No es necesario tener a un maestro o un experto en meditación, sólo se tiene que intentar callar la mente y centrarte en tu interior. Hay muchas técnicas de meditación: guiadas, con Mantras, de visualización… Cada uno elegirá la que más le convenga. En cuanto a la hora para meditar, muchos dirán que el mejor momento es al amanecer, pero cada uno debe hacerlo en el momento que crea oportuno.

*Del libro “Ayurveda en casa” de Anna Selby.

3 comentarios:

  1. Gracias por compartir!

    te dejo un relajante y cálido abrazo de luz para tu ser.

    Beatriz

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  2. es la mejor y mas justa explicación de la meditación, gran reportaje

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  3. COMO DE SARROLLAR INTELIGENCA ESPIRITUAL
    EN LA CONDUCCION DIARIA


    Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.

    Ejemplo:

    Ceder el paso a un peatón.

    Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.

    Poner un intermitente.


    Cada vez que cedes el paso a un peatón

    o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.


    Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.


    Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.


    Atentamente:
    Joaquin Gorreta 55 años

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